Conocer bien las partes de una copa de vino nos ayuda a elegir la adecuada. El tipo de copa de vino influye fuertemente en la degustación de éste, cambiando en muchos casos su resultado. Entran en juego factores, como capacidad, calidad y transparencia del cristal, la estrechez de la boca, la altura de su tallo o el diseño de su cáliz. Aprende a reconocerlos para elegir la copa de vino correcta.
La boca
Parte de arriba de la copa. Un mayor o menor diámetro provocará más o menos concentración de aromas, además según sea cerrada o abierta dirigirá el vino hacia una parte de nuestra lengua potenciando más o menos la sensación ácida, amarga, dulce o salada.
El cáliz o balón
Parte abombada donde se deposita el vino. El que sea de mayor o menor tamaño asegura una mayor o menor aireación, tiene relación con los aromas, acidez y el alcohol, incluso puede potenciar virtudes, pero también defectos del vino. Su forma dependerá exclusivamente del tipo de contenido. Así, para vino tinto, será ancho y voluminoso para que se oxigene; en cambio, para vino blanco, podrá ser más pequeño, ya que no es necesario esta oxigenación y en el caso de los vinos espumosos será en forma de flauta, más alto y delgado, para que no pierda sus burbujas y aromas.
La pierna
Parte por donde se coge la copa. Une la base y el cáliz. Debe compensar con el tamaño del balón y no debe ser muy grueso para facilitar sujetar la copa con facilidad. Tiene que ser lo bastante largo para que no toquemos el cuerpo de la copa, y permita mantener la temperatura y evitar calentar el vino con los dedos. Es por esto que en otro tipo de copas, como las de coñac, en las que es necesario calentar su contenido, el tallo es corto.
La base o el pie
Esta parte es para sujetar la copa. La base puede ser circular, cuadrada, lisa, tallada…